El próximo domingo se celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad, el misterio de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que se nos ha revelado en la Iglesia. En este marco litúrgico, el pueblo cristiano es invitado a tomar conciencia, valorar y agradecer la presencia de la vida contemplativa. Desde la clausura de los monasterios y conventos, las personas consagradas contemplativas, como afirma el Concilio Vaticano II: "dedican todo su tiempo únicamente a Dios en la soledad y el silencio, en oración constante y en la penitencia practicada con alegría".
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