Lema:
LO QUE HEMOS VISTO Y OÍDO, OS LO ANUNCIAMOS…
Objetivo General:
SER DISCÍPULOS Y MISIONEROS, AQUÍ Y AHORA
Gran Dirección de Marcha: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Un momento que nos obliga a interrogarnos.
Nos encontramos, es cierto, en un momento histórico de grandes cambios. La tarea de la evangelización, como ha pasado en otras épocas de la Historia de la Iglesia, se encuentra frente a nuevos desafíos, que cuestionan prácticas ya consolidadas, que debilitan caminos habituales y estandarizados. En pocas palabras, que obligan a la Iglesia a interrogarse nuevamente sobre el sentido de sus acciones para el anuncio y la transmisión de la fe. Sin embargo, la Igle-sia no llega sin preparación frente a tal desafío.
Nos encontramos, es cierto, en un momento histórico de grandes cambios. La tarea de la evangelización, como ha pasado en otras épocas de la Historia de la Iglesia, se encuentra frente a nuevos desafíos, que cuestionan prácticas ya consolidadas, que debilitan caminos habituales y estandarizados. En pocas palabras, que obligan a la Iglesia a interrogarse nuevamente sobre el sentido de sus acciones para el anuncio y la transmisión de la fe. Sin embargo, la Igle-sia no llega sin preparación frente a tal desafío.
Esta necesidad de una evangelización más incisiva es ampliamente sentida por quienes hicieron la evaluación pastoral. Por ello, la implantación en nues-tra Diócesis de la Nueva Evangelización es la gran dirección de la marcha en la que se inscribe el nuevo plan. Con esta orientación nos ponemos, ade-más, en consonancia con el próximo Sínodo de Obispos convocado para octu-bre de 2012 y que nos aportará mucha luz para llevar adelante nuestro plan cuatrienal.
El reto que afrontamos es extraordinario: discernir y alumbrar la realización de acciones pastorales más estimulantes e interpelantes que toquen el cora-zón. Para ello es preciso ir dando pasos hacia un PDP (Plan Diocesano de Pas-toral) que no ceje en el empeño de hacer posible "una pastoral más actual, creíble y eficaz" (PDV 72), capaz de producir frutos que permanezcan como quiere el Señor (cf. Jn. 15,16).
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