

Debemos ayudarnos – afirmó Francisco –. Ayudarnos recíprocamente: esto es lo que Jesús nos enseña. Y estos es lo que yo hago. Y lo hago de corazón – dijo el Papa – porque es mi deber como sacerdote y como obispo. Es un deber – añadió – que me viene del corazón. Me gusta hacerlo – explicó – porque el Señor así me lo ha enseñado.
“A veces – dijo Francisco – me enojé con uno o con otro. ¡Olvídalo! Y si te piden un favor, hazlo. Esto es lo que Jesús nos enseña y lo que hago yo”. Pero también ustedes – observó – ayúdense siempre y así, ayudándonos nos hacemos el bien. Que cada uno de nosotros piense: ¿estoy dispuesto a servir, estoy dispuesto a ayudar al otro? Este signo es una caricia de Jesús que ha venido precisamente para esto, para servir, para ayudarnos.
“A veces – dijo Francisco – me enojé con uno o con otro. ¡Olvídalo! Y si te piden un favor, hazlo. Esto es lo que Jesús nos enseña y lo que hago yo”. Pero también ustedes – observó – ayúdense siempre y así, ayudándonos nos hacemos el bien. Que cada uno de nosotros piense: ¿estoy dispuesto a servir, estoy dispuesto a ayudar al otro? Este signo es una caricia de Jesús que ha venido precisamente para esto, para servir, para ayudarnos.
Al respecto cabe destacar que también el Papa Benedicto XVI visitó este Instituto de Casal del Marmo el 18 de marzo de 2007, donde celebró la Misa en la Capilla del “Padre Misericordioso”.Ha sido grande la expectativa de los menores que se encuentran detenidos, unos cincuenta, entre los cuales once chicas.
En una entrevista de nuestra colega Benedetta Capelli a la voluntaria Annalisa Marra, quien desde hace cinco años presta su servicio en este penitencial ha explicado que muchos de estos menores han recibido la noticia de la llegada del nuevo Papa con gran sorpresa, alegría y curiosidad, especialmente por parte de los que no son católicos, por lo que se preguntaban quién es el Papa.
Mientras esta misma noticia ha sido recibida gozosamente por parte de los muchachos italianos que no se la esperaban, y que quedaron sumamente sorprendidos por el hecho, inusual, de que un Papa vaya a una cárcel. Algo que no sucede todos los días.
Y cuenta que estos menores detenidos han preguntado a los voluntarios cuánto les pagaban a ellos por ir a este instituto de detención. Mientras en el momento en que descubrieron que nadie les ha pagado y que todo se realiza gratuitamente apreciaron mucho este gesto, tal como han apreciado el gesto del Papa, que los ha elegido a ellos, para lavarles los pies. Un gesto de humildad que no los hace sentir marginados sino cerca del mundo real.
En cuanto a la pregunta de qué querrían decirle estos menores al nuevo Papa, la voluntaria entrevistada explicó que basándose en la precedente visita a esta cárcel de Benedicto XVI, lo que desean es que Francisco rece por ellos, para no sentirse lejos del mundo católico.
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