

La Rogativa es una tradición que se remonta al siglo XVI, momento en que Pedro de Ponte decide trasladar la imagen de la Virgen hasta la iglesia de Santa Úrsula, para protegerla de las incursiones de los piratas de esta zona del litoral adejero. Los vecinos de la época, no muy conformes con la decisión, prometieron llevar la imagen en peregrinación cada año hasta su primera morada el día de su fiesta.
La tradición perduró a lo largo de los años, durante los cuales además de cumplir la antigua promesa, los adejeros y adejeras pedían a la Virgen que los protegiera de plagas, enfermedades y hambrunas, tal y como se recoge en el Libro de Milagros de Nuestra Señora de la Encarnación en el Archivo Parroquial de Santa Úrsula de Adeje.
El origen de la primitiva imagen de la Virgen de la Encarnación se remonta a los primeros años de la conquista de Tenerife y posterior colonización de la zona. Esta talla apareció en el lugar costero de La Enramada, donde recibió culto por primera vez.
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