El arquitecto tinerfeño Fernando Martín Menis ha recibido de la Fundación Ambuja Knowledge de India el Premio a la Innovación en Hormigón en la categoría de Arquitectura por el proyecto de la iglesia del Santísimo Redentor, situada en Las Chumberas, La Laguna. El centro parroquial abrió sus puertas en el año 2008, mientras que la iglesia aún hoy no se ha terminado de edificar por falta de financiación.Seguir leyendo.
La iglesia del Santísimo Redentor está dedicada a la Resurrección. Un diseño compuesto de dos elementos, según podemos leer en la propia web del colegio de arquitectos. Grandes volúmenes de hormigón conforman junto con la luz la totalidad del proyecto. La iglesia como el primer episodio del Vía Lucis, la cueva donde fue enterrado Jesús. Un edificio austero, ausente de elementos superfluos, ataduras, como la vida que llevó y el lugar donde resucitó. Al entrar, al fondo, aparece la cruz desnuda e iluminada. Jesús ha resucitado. Detrás, una cascada de luz simbolizando el hueco de la entrada a la cueva. ¡La luz! ¡La vida, la purificación, la resurrección, la alegría y limpieza! Ilumina cada uno de los sacramentos.
Da vida al bautismo, la confirmación, la eucaristía, la penitencia, la unción, al matrimonio y la orden sagrada. De este modo, la primera luz del día, a través de la cruz, ilumina la pila bautismal, la primera luz del cristiano. Al mediodía, a través del lucernario, se ilumina el altar, la confirmación y la eucaristía. A las 12:00, la Palabra. Un haz de luz se derrama frente al confesionario sobre el sacramento de la penitencia. El paso de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida. La disposición estratégica de los lucernarios logra el mismo efecto sobre la unción, el matrimonio y la orden sacerdotal.
La contundencia volumétrica y el juego racional de la luz conforman una iglesia de profunda raíz teológica, donde la resurrección cobra protagonismo y a través de la luz ilumina al creyente.
Da vida al bautismo, la confirmación, la eucaristía, la penitencia, la unción, al matrimonio y la orden sagrada. De este modo, la primera luz del día, a través de la cruz, ilumina la pila bautismal, la primera luz del cristiano. Al mediodía, a través del lucernario, se ilumina el altar, la confirmación y la eucaristía. A las 12:00, la Palabra. Un haz de luz se derrama frente al confesionario sobre el sacramento de la penitencia. El paso de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida. La disposición estratégica de los lucernarios logra el mismo efecto sobre la unción, el matrimonio y la orden sacerdotal.
La contundencia volumétrica y el juego racional de la luz conforman una iglesia de profunda raíz teológica, donde la resurrección cobra protagonismo y a través de la luz ilumina al creyente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario