Paloma Gómez Borrero, mujer de la
comunicación, especializada en el mundo religioso y más de 40 años
corresponsal en el Vaticano, para RTVE y COPE, impartió una confrerencia en Tenerife. Domingo Jorge la entrevistó para Diario de Avisos. Paloma conoció a cinco pontífices
en Roma: Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora
Francisco I. Para ella, “el papa Francisco está diciendo cosas que son
verdad y a muchos molestan”.
“La gente te para por la calle, te pregunta, quieren saber lo que ocurre en el Vaticano, quieren conocer cómo acontece el día a día del lugar donde habita el papa y además saber, de una fuente fiel, qué opina el papa sobre el mundo. No olvidemos que la Santa Sede se ocupa de los cinco continentes, se preocupa del día a día del mundo. El papa Francisco ofrece un titular diario y a veces dice cosas que muchos no querrían escuchar, cosas que molestan al mundo de los popes de la economía y la política. Eso hay que contarlo. Lo que no puede ofrecer un periodista es un sermón, porque no estamos para eso. Hay que informar de cosas que interesen y capten la atención. No se está para hacer catequesis. Yo hago crónicas, no homilías. Benedicto XVI ha escrito que la Iglesia tiene que estar cerca del mundo de la información. Lógico, no se puede vivir de espaldas a lo que el mundo quiere saber de la Iglesia, ni la Iglesia vivir de espaldas a lo que ocurre en el mundo”.
-¿En sus más de 40 años de corresponsal en el Vaticano, se ha
sentido discriminada como mujer entre una curia formada solo por
hombres?
“De ninguna manera. Todo lo contrario. Me he sentido apoyada y se me ha facilitado, como al resto de compañeros, siempre el poder cumplir con mi trabajo. Pero no solo el personal más directo, sino también cardenales. E incluso recuerdo cómo cuando llegué al Vaticano al principio, muy despistada claro, el que por aquel entonces era el profesor de español de Juan Pablo II, me servía toda la información posible que estaba a nuestra disposición. O, por poner también otro ejemplo, en un viaje con el papa Juan Pablo II a India hubo una cena en la que solo había presencia masculina, y el propio santo padre fue el que se encargó de que se me invitara y estuviera allí presente con ellos. Era la única mujer. Creo que ese comentario facilón que se suele hacer en el que se señala que la mujer está desplazada dentro de la Iglesia, hoy forma parte de una gran leyenda urbana. La mujer tiene un gran sitio dentro de la Iglesia”.
“De ninguna manera. Todo lo contrario. Me he sentido apoyada y se me ha facilitado, como al resto de compañeros, siempre el poder cumplir con mi trabajo. Pero no solo el personal más directo, sino también cardenales. E incluso recuerdo cómo cuando llegué al Vaticano al principio, muy despistada claro, el que por aquel entonces era el profesor de español de Juan Pablo II, me servía toda la información posible que estaba a nuestra disposición. O, por poner también otro ejemplo, en un viaje con el papa Juan Pablo II a India hubo una cena en la que solo había presencia masculina, y el propio santo padre fue el que se encargó de que se me invitara y estuviera allí presente con ellos. Era la única mujer. Creo que ese comentario facilón que se suele hacer en el que se señala que la mujer está desplazada dentro de la Iglesia, hoy forma parte de una gran leyenda urbana. La mujer tiene un gran sitio dentro de la Iglesia”.
-¿Ha convivido con cinco papas?
“Sí. Pude vivir el final del pontificado de Pablo VI, los 33 días de Juan Pablo I, los 27 años y medio de Juan Pablo II, los ocho años de Benedicto XVI, y ahora Francisco. Todos han aportando un carisma en el ámbito de la comunicación. Juan Pablo II fue un papa misionero, al que tuve la suerte de acompañar en 106 viajes. Era como un huracán que sacudía a un mundo dormido. Benedicto XVI, un intelectual de una sencillez y claridad verdaderamente extraordinaria. Y el tercero, el actual, es un Francisco de Asís del siglo XXI. Este papa no gusta a algunos que no quieren escuchar las verdades, en un mundo de tanta hipocresía y de una sociedad de lo políticamente correcto. Francisco dice las verdades de Pedro y el orbe le sigue. Eso a muchos molesta”.
“Sí. Pude vivir el final del pontificado de Pablo VI, los 33 días de Juan Pablo I, los 27 años y medio de Juan Pablo II, los ocho años de Benedicto XVI, y ahora Francisco. Todos han aportando un carisma en el ámbito de la comunicación. Juan Pablo II fue un papa misionero, al que tuve la suerte de acompañar en 106 viajes. Era como un huracán que sacudía a un mundo dormido. Benedicto XVI, un intelectual de una sencillez y claridad verdaderamente extraordinaria. Y el tercero, el actual, es un Francisco de Asís del siglo XXI. Este papa no gusta a algunos que no quieren escuchar las verdades, en un mundo de tanta hipocresía y de una sociedad de lo políticamente correcto. Francisco dice las verdades de Pedro y el orbe le sigue. Eso a muchos molesta”.
-¿Cómo suena Francisco fuera de los muros del Vaticano?
“Para muchos muy mal, y comienzan a mirar para otro lado, porque no quieren escuchar lo que está diciendo. Les molesta. Y es lógico, aquel que no tenga un poco de conciencia, que no sienta vivir, aunque sea un poco, con algo de solidaridad; el mundo egoísta debe estar ahora preocupado. Ha llegado un papa que habla claro y llama a las cosas por su nombre. Además es evidente el carisma y la influencia que está alcanzando lo que Francisco dice. Más de un gobernante o de un poderoso de la economía debe sentirse incómodo”.
“Para muchos muy mal, y comienzan a mirar para otro lado, porque no quieren escuchar lo que está diciendo. Les molesta. Y es lógico, aquel que no tenga un poco de conciencia, que no sienta vivir, aunque sea un poco, con algo de solidaridad; el mundo egoísta debe estar ahora preocupado. Ha llegado un papa que habla claro y llama a las cosas por su nombre. Además es evidente el carisma y la influencia que está alcanzando lo que Francisco dice. Más de un gobernante o de un poderoso de la economía debe sentirse incómodo”.
-¿Y de las puertas del Vaticano para dentro?
“Da la impresión de que están muy perplejos tras su llegada. Se dan cuenta de que el papa Francisco va a ejecutar, a llevar a cabo una reforma. Todos han conocido su trayectoria en Buenos Aires. No es un papa que ha nacido como una flor silvestre, sino que tiene unos antecedentes claros de ser un hombre al que no le tiembla el pulso cuando ha de decir algo. Lo que está claro es que este papa se hace necesario hoy para nuestra sociedad y para la Iglesia”.
“Da la impresión de que están muy perplejos tras su llegada. Se dan cuenta de que el papa Francisco va a ejecutar, a llevar a cabo una reforma. Todos han conocido su trayectoria en Buenos Aires. No es un papa que ha nacido como una flor silvestre, sino que tiene unos antecedentes claros de ser un hombre al que no le tiembla el pulso cuando ha de decir algo. Lo que está claro es que este papa se hace necesario hoy para nuestra sociedad y para la Iglesia”.
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