El domingo, 3 de junio, celebramos la «solemnidad de la santísima e indivisa Trinidad, en la que confesamos y veneramos al único Dios en la Trinidad de personas, y la Trinidad de personas en la unidad de Dios». En esa solemnidad celebramos también la Jornada Pro Orantibus. Es un día para que valoremos y agradezcamos la vida de los monjes y monjas, que se consagran enteramente a Dios por la oración, el trabajo, la penitencia y el silencio. Toda la Iglesia debe orar al Señor por esta vocación tan especial y necesaria, despertando el interés vocacional por la vida consagrada contemplativa.
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