
El cardenal Santos Abril presidió este domingo los actos organizados con ocasión de la bendición e inauguración de un monumento al beato Juan Pablo II en la ciudad de La Laguna.
El mismo se encuentra junto a la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción, concretamente en la plaza Doctor Oliveira, y fue donado por la Fundación J. Kobylansky y la Unión de sociedades y organizaciones Polacas de América Latina (USOPAL), que preside Juan Kobylanski.
En la Eucaristía celebrada en la Sede Catedralicia, acompañaba al Cardenal Santos, el Obispo Nivariense y representantes de las citadas fundaciones y organizaciones polacas de varios países. También estaban entre los participantes el presidente del Parlamento de Canarias, el del Cabildo Insular, el alcalde de La Laguna y el subdelegado del Gobierno en la provincia, además del Teniente General Jefe del Mando de Canarias al frente de la representación militar.
El Cardenal Santos Abril y Castelló, en su homilía, hizo un canto a la
importancia de vivir con coherencia la fe, para lo cual se remontó hasta
los primeros pasos de la Iglesia naciente, invitando a los presentes a
vivir y profesar con alegría y valentía la fe en Jesucristo. Una fe que
ha de expresarse en buenas obras - recordó- en una solidaridad que
manifieste a Jesús presente hoy, ya que los cristianos están llamados,
como el mismo Cristo, a “pasar por este mundo haciendo el bien”.

Éste clausuró el acto dando las gracias a todos y recordando que “A lo largo de su pontificado, el Beato Juan Pablo II, en su ministerio pastoral realizó dos importantes actos que tienen que ver con nuestra Diócesis Nivariense. Uno tuvo lugar en Roma el 22 de junio de 1980 y fue la proclamación como beatos a dos hijos de nuestra tierra: José de Anchieta, natural de La Laguna y El Hermano Pedro, natural de Vilaflor. El otro acto tuvo lugar en Guatemala el 30 de julio de 2002 y fue la canonización del Beato Hermano Pedro. Desde hace tiempo La Laguna cuenta con un monumento a cada uno de estos dos insignes tinerfeños y canarios. Ahora, gracias a la generosidad de un grupo de polacos emigrantes en diversos países, compatriotas de Karol Wojtyla, la ciudad Aguere puede disfrutar y ofrecer a sus visitantes un magnífico monumento dedicado a una figura universal, el Papa que elevó a los altares al Santo Hermano Pedro y al Beato José de Anchiet. El Obispo pidió al Beato, como reza la placa conmemorativa que "desde el cielo bendiga a las Islas Canarias y a sus habitantes".
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