“Queridos amigos: sólo
cuando perdemos un ser querido cercano, de esos que duelen de cerca, porque
vivieron muy cerca, comenzamos a saber lo que es la vida en verdad. Mientras es
un relato del que nosotros somos narradores o espectadores. Entonces cobra
rostro la verdad de lo que somos: mortales. Y conjugamos el verbo no ya en tercera
persona –porque ellos mueren-, sino en segunda: tú mueres; tú has muerto...
Con toda razón nos recuerda el Vaticano II que “...todo
esfuerzo racional por descubrir el sentido fracasa ante la muerte”. ¡Qué
verdad tan fuerte!
La diócesis de Tenerife acaba de enterrar a quien fue,
durante catorce años, su padre y pastor, D. Felipe Fernández. Y lo hizo después
de acompañarle, de una forma u otra, con mayor o menos cercanía, en estos
últimos años de calvario y sufrimiento por una enfermedad degenerativa, crónica
y terminal.
Don
Felipe compuso un himno a Cristo, “Vid Verdadera”, parafraseando al evangelista
Juan. La vid, los sarmientos, la poda, el fruto, lo seco. Esta poda es para más
fruto. El sarmiento enterrado en tierra es fecundo para la vida de la Iglesia.
Fue pastor, pero ahora, desde la comunión de los Santos, sigue siendo, con el
Pastor verdadero, verdadero pastor de su pueblo, verdadero viñador de su viña.
Ahora es la hora de la Vid Verdadera" (Juan Pedro Rivero para el programa de radio "El Espejo de la Diócesis", en la sección "La carta de la semana").
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