Seguimos el camino. Una etapa más. Con ánimo renovado al experimentar la cercanía de la gente. Y este día (lunes 30 de julio), desde los salones parroquiales de Argual hasta el Terrero de Lucha Canaria de Las Manchas. El tramo del camino ya fue un poco mayor de los anteriores, pero se llegó bien, con tiempo de descansar un poco antes del almuerzo.
Los fieles de la Parroquia de San Nicolás se portaron de una manera increible. La mesa preparada fruto del esfuerzo coordinado de todos. No sólo nos garantizaron que rezaban por el Seminario y las vocaciones sacerdotales, sino que nos demostraron el afecto con la acogida y el servicio.
Por la tarde, una experiencia pastoral impresionante: en cinco equipos de cuatro seminaristas, y acompañando a las visitadoras de los enfermos y al párroco, Alberto, un recorrido por los rincones preferidos del Señor: los más débiles.En la celebración de la Eucaristía, el párroco nos indicó dos aspectos que debemos subrayar en nuestra vida de futuros sacerdotes: la disponibilidad al momento de Dios en obediencia a lo que el Obispo pida, y en segundo lugar, la importancia de la devoción a la Virgen María.
El final de la jornada, antes de la cena, consistió en el rezo del rosario caminando hacia la imagen de la Virgen de Fátima que domina desde la altura la lava seca del volcán, ante cuyo providencial desvío los fieles han reconocido la intercesión de la Madre de Jesús; el rezo de vísperas a sus pies y la puesta en común del trabajo del día.
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