Llevan 14 largos años impartiendo cursillos prematrimoniales en su parroquia de San Miguel Arcángel, en San Miguel de Abona. A lo largo de todos estos años han ayudado a cientos de jóvenes y no tan jóvenes parejas de la zona sur de Tenerife, y de otros lugares, a celebrar con sentido cristiano el sacramento del matrimonio.
Por lo menos tres o cuatro fines de semana en un curso pastoral, con mucha dedicación y entrega, con auténtico espíritu de servicio a la Iglesia, pendientes siempre de los mínimos detalles para que la acogida sea la primera página del evangelio que lean las parejas que acuden al cursillo, Carmita-Alberto, Juan José-Lina y Lucy-Nicolás, comparten con aquellos que piden el matrimonio “por” la Iglesia, conocimientos y experiencias de vida –no como especialistas, que después de tanto tiempo lo son- sino como parejas que intentan vivir con convicción lo que predican.
Con la misma ilusión del primer día, conscientes de sus debilidades, en constate actitud de revisión y superación, necesitados siempre del apoyo de los párrocos, estos matrimonios solo piden –catorce años después- en boca de Alberto: “¡la gracia de Dios!” para continuar con esta labor que le encomienda la Iglesia de ayudar a descubrir a las parejas que el esposo o la esposa son el camino de encuentro con Dios y el mayor regalo de su Amor que Él les ofrece.
¡Chapó por Carmita-Alberto, Juan José-Lina y Lucy-Nicolás! ¡Que Dios les premie!.
Por lo menos tres o cuatro fines de semana en un curso pastoral, con mucha dedicación y entrega, con auténtico espíritu de servicio a la Iglesia, pendientes siempre de los mínimos detalles para que la acogida sea la primera página del evangelio que lean las parejas que acuden al cursillo, Carmita-Alberto, Juan José-Lina y Lucy-Nicolás, comparten con aquellos que piden el matrimonio “por” la Iglesia, conocimientos y experiencias de vida –no como especialistas, que después de tanto tiempo lo son- sino como parejas que intentan vivir con convicción lo que predican.
Con la misma ilusión del primer día, conscientes de sus debilidades, en constate actitud de revisión y superación, necesitados siempre del apoyo de los párrocos, estos matrimonios solo piden –catorce años después- en boca de Alberto: “¡la gracia de Dios!” para continuar con esta labor que le encomienda la Iglesia de ayudar a descubrir a las parejas que el esposo o la esposa son el camino de encuentro con Dios y el mayor regalo de su Amor que Él les ofrece.
¡Chapó por Carmita-Alberto, Juan José-Lina y Lucy-Nicolás! ¡Que Dios les premie!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario