
Además, la permanencia crónica de las injusticias, desigualdades sociales, discriminaciones e incluso las persecuciones por motivos raciales, culturales, religiosos y de cualquier otro tipo, obligan a muchas personas a vivir marginadas y son una fuente constante de conflictos, poniendo en peligro la paz y la convivencia.
En medio de esta situación, que también nos toca de cerca, no podemos permanecer indiferentes. Todos estamos llamados a ser personas pacíficas y a trabajar por la paz en el mundo, especialmente evitando aquellos comportamientos y situaciones que provocan el recurso a la violencia. Los cristianos, particularmente, como seguidores de Jesucristo, estamos llamados a "trabajar por la paz" de todas la formas posibles. Primero, viviendo de tal modo que, en todas nuestras relaciones familiares y sociales, nunca recurramos a ninguna forma de violencia (física, verbal o moral) contra las personas. Para ser "constructores de la paz", ante todo, debemos ser nosotros mismos justos y honrados con los demás, ser responsables en nuestro trabajo, ser solidarios con los más débiles, no extorsionar ni amenazar a los demás…
Además, los cristianos, indica Bernardo Álvarez, debemos ser siempre "constructores de la paz" —orando y trabajando— Esto es lo que queremos hacer con nuestra "peregrinación a Candelaria en oración por la paz": orar con la Virgen María, Reina de la Paz, para que desaparezcan los conflictos y aquellas situaciones que los provocan".
Si quieres leer todo el artículo pincha aquí
No hay comentarios:
Publicar un comentario