
El Padre Fernando Lorente fue un sacerdote sobresaliente.A la figura y persona del mismo se refiere el Obispo, Bernardo Álvarez, quien lo recuerda como “una persona profundamente entrañable, cercano a la gente y paciente con todo aquel que lo requería”, señala. “No sólo hizo su servicio en San Juan de Dios sino también en las parroquias donde los sacerdotes le solicitaban su ayuda para confesar, celebrar la Eucaristía y predicar”. Sobre él también destaca el Obispo nivariense “su seria afición periodística, publicando semanalmente un artículo. Estando hospitalizado con gran gravedad me comentó con interés la publicación de su último libro que acaba de recibir de imprenta, un texto sobre el beato Juan Pablo II”.
Fernando Lorente destinó su sacerdocio al servicio de los enfermos. “Era hermoso cuando visitaba San Juan de Dios verlo por el pasillo con el taca taca, caminando despacito, pero eso no le impedía acercarse a los enfermos a ofrecerles sus servicios espirituales”, señala Bernardo Álvarez. “Llevaba siempre una cestita en la andadora con sus estampas para dárselas a los enfermos. En definitiva, vivió para los enfermos y murió sirviéndolos”.
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