Así titula Jose Luis Cámara, en el Diario de Avisos su reportaje sobre la presencia del Jesuita tinerfeño David Fagundo en Sudán. Señala el rotativo que estamos ante 'un territorio marcado por las guerras y el hambre. Un conflicto que ha provocado miles de muertos y varios millones de refugiados. Así se escribe la historia de Sudán, el país más grande de África y uno de los más complejos del continente negro. De él acaba de regresar el jesuita tinerfeño David Fagundo Trujillo, quien ha estado supervisando uno de los proyectos que tiene en esta zona la ONG Entreculturas, perteneciente a la Compañía de Jesús y dedicada a la promoción educativa y el desarrollo de comunidades en exclusión.
En concreto, el religioso canario ha estado en Labone y señaló al periodico que 'la experiencia, aunque dura, ha sido muy gratificante'. David incide en que en esta zona hay unos 20.000 habitantes, que subsisten con menos de un euro al día. Pese a todo, el sacerdote lagunero se mantiene en que “es una experiencia inolvidable”. “Intentamos hacer puentes entre nuestro mundo y el otro, del que podríamos aprender mucho. Por ejemplo, ahora que atravesamos una situación de crisis. En Sudán son capaces de vivir con muy poco”, asevera David Fagundo, que explica que una de las cosas más gratificantes de su experiencia fue comprobar “la alegría de los niños por las calles”. Su inocencia contrasta, según el jesuita tinerfeño, con el sacrificio de las mujeres, encargadas de sacar adelante a las familias. “Nuestro trabajo consiste, sencillamente, en estar, en hacernos presentes, en conocer y mostrar”, recalca David Fagundo.
En concreto, el religioso canario ha estado en Labone y señaló al periodico que 'la experiencia, aunque dura, ha sido muy gratificante'. David incide en que en esta zona hay unos 20.000 habitantes, que subsisten con menos de un euro al día. Pese a todo, el sacerdote lagunero se mantiene en que “es una experiencia inolvidable”. “Intentamos hacer puentes entre nuestro mundo y el otro, del que podríamos aprender mucho. Por ejemplo, ahora que atravesamos una situación de crisis. En Sudán son capaces de vivir con muy poco”, asevera David Fagundo, que explica que una de las cosas más gratificantes de su experiencia fue comprobar “la alegría de los niños por las calles”. Su inocencia contrasta, según el jesuita tinerfeño, con el sacrificio de las mujeres, encargadas de sacar adelante a las familias. “Nuestro trabajo consiste, sencillamente, en estar, en hacernos presentes, en conocer y mostrar”, recalca David Fagundo.
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