Según recoge hoy el portal digital canariasinvestiga.org "María del Pino Rodríguez de Rivera, Mapi, conserva la robustez física de la deportista que fue. Tiene 37 años y trabaja como misionera en un barrio marginal de Manila, la capital de Filipinas. Su devoción por Dios le ha llevado a 13.000 kilómetros de su Gran Canaria natal para ayudar a los más pobres de la ex colonia española. Pero no siempre fue así. Durante un tiempo vivió "sin rumbo, como perdida, una época en la que todo me daba igual".
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