"Queridos amigos de Cope: Ayer me entregaron un presupuesto. Habíamos pedido varios
a varias empresas del sector de las persianas, como es menester en épocas de
crisis o en una buena gestión administrativa. ¡Cómo están los precios! Y es
curioso, con qué la facilidad se estropea este maravilloso freno-control de la
luminosidad. Se abre del todo, se abre parcialmente, se cierra,… Tal vez por
las posibilidades que ofrece y el uso que sufre, no hay una persiana que supere
una generación académica.
Pensaba en ello. En el arte persa de controlar la luz
exterior. El arte humano de proteger el interior de las miradas temidas.
Incluso se me ocurrió preguntarme si en algún momento pensó Johary poner
persianas a la ventana del conocimiento personal. ¿Por qué no dejamos que la
luz entre? ¿Por qué ese pudor ancestral por poner persianas a nuestra identidad
como si ser conocido fuese la antesala de ser dominado o controlado?
Si es bello, ¿por qué ocultarlo? Si es bueno, ¿por qué temer?
Si es útil, ¿por qué no ofrecerlo a los demás? Ocultamos lo que nos resulta
feo, malo o inútil, suponiendo que no ser conocido ofrece cotas de mayor
libertad, de más fuerte autonomía; nos evita el control de los demás. Pero, en
verdad, ¿estamos siendo más libres?
Aquel tiempo hermoso que dedicamos a cerrar las persianas
de nuestra vida sería bueno dedicarlo a embellecer, a beneficiar, a optimizar
la verdad de lo que somos.
¡Cuánto cuesta arreglar las persianas de las ventanas de
nuestra casa! Creo que voy a aceptar el presupuesto. Como siempre, con afecto,
un amigo.
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