Alfonso Luís Calvente y Alejandro Abrante, fueron ordenados diáconos permanentes, este domingo día 12 de febrero, en la iglesia de Nuestra Señora de La Concepción, en La Laguna. La celebración estuvo presidida por el Obispo, Bernardo Álvarez.
Alejandro Abrante tiene 35 años, vive en La Cruz Santa, Los Realejos, está casado y tiene una niña. Actualmente da clases de Religión Católica y es responsable del movimiento juvenil cristiano “Savia Nueva”. Además, es cantautor. Por su parte, Alfonso Luís Calvente tiene 46 años, es natural de Alicante y vive en Tenerife desde hace 10 años. Está casado y tiene cuatro hijos. En la actualidad, imparte clases de Religión Católica. Las tareas pastorales encomendadas las realiza en la parroquia de Valle de Guerra.
En la homilía de la Misa, el Obispo recordó que Dios sigue llamando y esta ordenación lo atestiguaba. Los diáconos, dijo, “han de imitar a Jesucristo que vino a servir no a ser servido”, para lo cual han de “vivir como Él vivió y tener sus mismos sentimientos”. El prelado nivariense señaló que un diácono no se significa principalmente por lo que hace o puede hacer: difundir la Palabra de Dios, presidir la oración comunitaria, administrar el bautismo, asistir y bendecir la celebración del matrimonio, llevar la comunión a los enfermos, presidir las exequias de los fieles difuntos, ejercer el ministerio de la caridad en nombre del Obispo o párroco, etc. Antes bien, señaló Bernardo Álvarez que es preciso enfatizar las “actitudes que deben acompañar a la acción”.
En la homilía de la Misa, el Obispo recordó que Dios sigue llamando y esta ordenación lo atestiguaba. Los diáconos, dijo, “han de imitar a Jesucristo que vino a servir no a ser servido”, para lo cual han de “vivir como Él vivió y tener sus mismos sentimientos”. El prelado nivariense señaló que un diácono no se significa principalmente por lo que hace o puede hacer: difundir la Palabra de Dios, presidir la oración comunitaria, administrar el bautismo, asistir y bendecir la celebración del matrimonio, llevar la comunión a los enfermos, presidir las exequias de los fieles difuntos, ejercer el ministerio de la caridad en nombre del Obispo o párroco, etc. Antes bien, señaló Bernardo Álvarez que es preciso enfatizar las “actitudes que deben acompañar a la acción”.
En este sentido alentó a los nuevos diáconos a que, siguiendo la liturgia, estuvieran disponibles para la acción, fueran humildes en el servicio (ejercido con amor, alegría y corazón libre) y perseverantes en la oración. Y todo – propuso - “para gloria de Dios y bien de las personas, buscando el bien de los demás no el propio”.
Por otro lado, el Obispo también resaltó, en el día de la Campaña de Manos Unidas contra el hambre, la necesidad de ser fraternos con los hambrientos y empobrecidos, puesto que hoy siguen existiendo “marginados y excluidos” que han de ser debidamente atendidos y acogidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario