En su comunicación Jesús posee una gran carga expresiva, cordialidad, va del menos al más, entra en diálogo, es personalizada, se centra en la Verdad. Jesús habla en parábolas, suscita preguntas, enseña, indica más allá.
Siguiendo este modelo divino, el conferenciante invitó a reflexionar sobre el modo y la cualidad de nuestra comunicación. En este sentido propuso cuatro elementos para hacer más eficazmente el mensaje a través de una pluralidad de lenguajes: emisor (que ha de generar credibilidad no basarse en el mero poder o la atracción) receptor ( ha de conocer quién es, sus vivencias, cultura, para diversificar los mensajes, concretar los lenguajes según el destinatario, y trate de evitar la disonancia cognitiva), el contexto (evitar los llamados ruidos) y el mensaje (que sean breves comprensibles). Es por ello muy importante captar la atención del destinatario, hacerse comprensible, que se recuerde, que invite a la acción, que trate de hacer posible un cambio de actitud,etc.
La última parte de la disertación de Francisco Valiente se centró en la utilización de todos los registros de la comunicación, porque todo comunica, teniendo en cuenta que el lenguaje no verbal es el que comunica de modo más potente, la necesidad de educar en el silencio, emplear la vía de la belleza, recuperar la memoria artística..., situando todo en un plan pastoral.
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