En nuestra Asamblea Plenaria del otoño, los obispos hemos dado gracias a Dios, porque nos ha permitido celebrar ese gran acontecimiento de gracia, y hemos reflexionado acerca de su significado para la pastoral juvenil del futuro e incluso para toda la obra de la nueva evangelización. Con este motivo, dirigimos estas palabras a los hijos de la Iglesia que peregrina en España, a quienes el Señor ha encomendado a nuestro cuidado pastoral, con el deseo de alentar y sostener a todos en la alegría de la fe y en el trabajo apostólico.
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