En una mañana de intenso calor, la Basílica de Candelaria, totalmente abarrotada de fieles y peregrinos, acogió este jueves 15 de agosto, la celebración del Día de la Patrona de Canarias, la Virgen María de Candelaria. Tras la procesión cívica, en la que fue trasladado hasta el templo el escudo de la ciudad, se inició puntualmente la función religiosa presidida por el Obispo.
En la Misa, estuvieron presentes numerosas autoridades públicas, entre ellas, el representante del rey, figura que este año recayó en el Alcalde de la villa mariana, Gumersindo García, el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, el presidente del Cabildo Insular de Tenerife, Ricardo Melchior, así como numerosos alcaldes y representantes de otros municipios.

Monseñor Álvarez prosiguió puntualizando que a la Virgen María le rendimos culto de veneración y no de adoración, ya que esto último solo le corresponde a Dios. “Y, ¿cómo se venera a la Virgen María?” –se preguntó retóricamente el prelado. “Pues, reconociendo todo lo que Dios ha hecho en Ella, llamándola dichosa y bienaventurada por su fe y confiando en su papel en la obra de la salvación”. Pero sobre todo, recalcó el Obispo citando palabras del Concilio Vaticano II, a María la honramos cuando imitamos sus virtudes.

Por último, monseñor Álvarez expresó que para acogernos a la protección de la Virgen, hemos de sentirnos acompañados por María. “Orar por medio de Ella a Dios, lo que se conoce como intercesión, es ponerla a Ella como ‘aval’. Y cuando oramos a María directamente, nos ponemos en manos de la Virgen con la seguridad de que Ella cuida de nosotros y acudirá en nuestro auxilio”.

Al finalizar la celebración eucarística, la procesión dio la vuelta a la Plaza de la Basílica entre "vivas a la Virgen" y aplausos.
Escucha aquí la homilía del Obispo:
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