El 17 de noviembre celebramos el “Día de la Iglesia Diocesana”. Se trata de una jornada anual para reavivar nuestra conciencia de que todos los católicos, por la fe y el bautismo, formamos la gran familia de los hijos de Dios que es la Iglesia. Todos los fieles católicos, de cualquier lugar del mundo donde se encuentren, pertenecen a la Iglesia una, santa, católica y apostólica, que está extendida por toda la Tierra y gobernada por el que es Vicario de Cristo y la Cabeza visible de la Iglesia Universal, en nuestro tiempo el Papa Francisco. Al mismo tiempo, dentro del conjunto de la Iglesia Universal, están las diócesis que son “una porción” del pueblo de Dios que se encomienda al Obispo para que cuide de los fieles a él encomendados, siempre en unión con el Papa y con todos los obispos que están en comunión con él.
La Iglesia, tanto en su carácter Universal como en cada una de las diócesis, tiene como misión principal llevar el Evangelio a todas las partes del mundo para que todos los hombres y mujeres tengan la posibilidad de conocer a Jesús y creer en Él. La Iglesia está en el mundo para presentar (hacer presente) a la persona de Jesucristo y su mensaje de salvación que ilumina el camino de la vida, que trae esperanza y amor.
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