
Es ahora, justo ahora, cuando decidimos –y así lo conseguiremos- no tener miedo al futuro, porque “mañana” no es otra cosa que uno de los mil nombres con los que conocemos a nuestro Dios. Porque sabemos bien qué significa vivir colgados de un “ya, pero todavía no”.
Nos sentimos... No, nos sentimos, no. Nos sabemos hijos de la vida y por eso, en estos tiempos oscuros, cuando miles de crisis han cuajado en un desastre que acaba con las esperanzas de muchos, nosotros apostaremos por la vida, seguiremos buscando el rostro de Dios y todos los días, cada día, a veces como un susurro y otras como un grito, mirando al cielo que vive ya dentro de nosotros diremos: “Señor, que nos falte todo menos tú”.
Feliz año lleno de Dios.
1 comentario:
Bonito. ¿De quién es el texto?
Publicar un comentario