El Obispo preside este domingo, a las doce, en el Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna, una solemne Eucaristía, en la que estará presente también el Ministro Provincial de la provincia Bética franciscana, con motivo de la marcha de la Órden.
Fray Antonio Arévalo Sánchez, Cronista de la Provincia Bética Franciscana, ha escrito con tal motivo un artículo titulado: "Adiós Cristo de La Laguna", en la que, entre otras cosas, afirma "Pisamos por primera vez estos pagos tinerfeños en las postrimerías del Cuatrocientos, cuando Alonso Fernández de Lugo y de las Casas, Adelantado Mayor de las Islas Canarias (1493), trajo consigo a frailes de san Francisco". Ligados a la imagen del Cristo, en la que "el rostro bruno y apacible de este crucifijo es conmovedor, hasta el punto de convertirse en el mayor tesoro espiritual de la diócesis Nivariense y la joya más vetusta y preciosa de todo el archipiélago".
Los frailes de San Francisco - señala el cronista- "dejan el cuidado pastoral del Santuario en unas magníficas condiciones de fervor popular y fama". Se trata de una decisión que se "ha decretado en el Congreso poscapitular celebrado los días 15 y 16 del pasado junio, aunque permanecemos en Santa Cruz de Tenerife y en la parroquia de La Cuesta".
El artículo concluye afirmando que "al volver la vista atrás sin nostalgias ni acrimonias, una historia cargada de fulgores (y algunos claroscuros) se cierra para siempre a la vista de esta generación. En las retinas y oídos de los frailes perviven la generosa piedad y el cariño lagunero; en los anales de la ciudad, acaso el nombre, la obra o el verbo encendido de quienes fueron sus rectores durante décadas; en el corazón del pueblo fiel, quizás aquella figura humilde, sin nombre conocido, del confesor, del sacristán, del portero… Del Cristo se van los frailes de San Francisco, queden ustedes con Dios".
Fray Antonio Arévalo Sánchez, Cronista de la Provincia Bética Franciscana, ha escrito con tal motivo un artículo titulado: "Adiós Cristo de La Laguna", en la que, entre otras cosas, afirma "Pisamos por primera vez estos pagos tinerfeños en las postrimerías del Cuatrocientos, cuando Alonso Fernández de Lugo y de las Casas, Adelantado Mayor de las Islas Canarias (1493), trajo consigo a frailes de san Francisco". Ligados a la imagen del Cristo, en la que "el rostro bruno y apacible de este crucifijo es conmovedor, hasta el punto de convertirse en el mayor tesoro espiritual de la diócesis Nivariense y la joya más vetusta y preciosa de todo el archipiélago".
Los frailes de San Francisco - señala el cronista- "dejan el cuidado pastoral del Santuario en unas magníficas condiciones de fervor popular y fama". Se trata de una decisión que se "ha decretado en el Congreso poscapitular celebrado los días 15 y 16 del pasado junio, aunque permanecemos en Santa Cruz de Tenerife y en la parroquia de La Cuesta".
El artículo concluye afirmando que "al volver la vista atrás sin nostalgias ni acrimonias, una historia cargada de fulgores (y algunos claroscuros) se cierra para siempre a la vista de esta generación. En las retinas y oídos de los frailes perviven la generosa piedad y el cariño lagunero; en los anales de la ciudad, acaso el nombre, la obra o el verbo encendido de quienes fueron sus rectores durante décadas; en el corazón del pueblo fiel, quizás aquella figura humilde, sin nombre conocido, del confesor, del sacristán, del portero… Del Cristo se van los frailes de San Francisco, queden ustedes con Dios".
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