La Imagen de la Virgen de Las Nieves se encuentra ya en el templo matriz de El Salvador de la capital palmera. Tras la llamada “entrada triunfal” de la imagen en la ciudad, la morenita del monte fue “entronizada” en la que será su sede provisional durante quince días: la parroquia de El Salvador. Con total puntualidad se han desarrollado todos los actos de hoy: Desde el comienzo del traslado de la Imagen, el diálogo entre el Castillo y la Nave, la Loa y la entrada en el templo matriz.
La Misa Pontifical de la llegada fue presidida por el cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo. Con él concelebraron el obispo, Bernardo Álvarez, y el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes. En un templo abarrotado de devotos se encontraban las primeras autoridades autonómicas, insulares y locales, encabezadas por el representante del Rey, el presidente Rivero.
En su homilía, el cardenal Amigo comenzó destacando la letra de los Enanos “del mester de juglaría, guardamos la tradición, versos de la devoción, trova de la cortesía que tiene su inspiración, su razón y su alegría en la hermosa advocación de la Virgen de María”. Amigo destacó que es una hermosa manera de sintetizar esta Bajada: Tradición, devoción, cortesía, razón, alegría. Para el Cardenal “La Palma no es sólo una isla donde se ha nacido, sino que también es una forma de ser, una cultura, una tradición, un espíritu”. En esta cultura – indicó- el protagonista es Jesucristo, que nos ha querido dejar esta devoción tan grande a su madre bendita, a quien en la Palma invocamos como Virgen de Las Nieves. Por eso – señaló- “la verdadera devoción a la Virgen María es el encuentro con Jesucristo”. Nosotros, “somos su voz, pero sólo Jesucristo es la Palabra, y esa Palabra se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María”.
En otro momento, el celebrante recordó la importancia de aquellos que ejercen la caridad política, la caridad intelectual, la caridad social. Cuestiones todas que en estas fiestas que estamos celebrando se armonizan bellamente. El cardenal recordó a los antepasados, los cuales nos podrían hacer sentir que “esto lo más grande que nos ha dejado mi gente”.
Algunos “podrían decir que somos hipócritas” porque en estos días miramos mucho a Dios y a la Virgen, pero durante el resto del año no lo hacemos. Pero, en verdad, es en jornadas como éstas de la Bajada de la Virgen, “cuando somos más auténticos, ya que vivimos intensamente el amor a Dios y a la Virgen, la vida familiar, la alegría, y otros valores fundamentales de la vida humana. Ello es así, -terminó el cardenal Amigo - porque “lo nuestro no es el mal, la injusticia, el odio…lo nuestro es el amor, la paz, la armonía, la alegría y María que es la “causa de nuestra alegría”.
Al final de la Misa se impartió la bendición papal.
La Misa Pontifical de la llegada fue presidida por el cardenal y arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo. Con él concelebraron el obispo, Bernardo Álvarez, y el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes. En un templo abarrotado de devotos se encontraban las primeras autoridades autonómicas, insulares y locales, encabezadas por el representante del Rey, el presidente Rivero.
En su homilía, el cardenal Amigo comenzó destacando la letra de los Enanos “del mester de juglaría, guardamos la tradición, versos de la devoción, trova de la cortesía que tiene su inspiración, su razón y su alegría en la hermosa advocación de la Virgen de María”. Amigo destacó que es una hermosa manera de sintetizar esta Bajada: Tradición, devoción, cortesía, razón, alegría. Para el Cardenal “La Palma no es sólo una isla donde se ha nacido, sino que también es una forma de ser, una cultura, una tradición, un espíritu”. En esta cultura – indicó- el protagonista es Jesucristo, que nos ha querido dejar esta devoción tan grande a su madre bendita, a quien en la Palma invocamos como Virgen de Las Nieves. Por eso – señaló- “la verdadera devoción a la Virgen María es el encuentro con Jesucristo”. Nosotros, “somos su voz, pero sólo Jesucristo es la Palabra, y esa Palabra se hizo hombre en las entrañas de la Virgen María”.
En otro momento, el celebrante recordó la importancia de aquellos que ejercen la caridad política, la caridad intelectual, la caridad social. Cuestiones todas que en estas fiestas que estamos celebrando se armonizan bellamente. El cardenal recordó a los antepasados, los cuales nos podrían hacer sentir que “esto lo más grande que nos ha dejado mi gente”.
Algunos “podrían decir que somos hipócritas” porque en estos días miramos mucho a Dios y a la Virgen, pero durante el resto del año no lo hacemos. Pero, en verdad, es en jornadas como éstas de la Bajada de la Virgen, “cuando somos más auténticos, ya que vivimos intensamente el amor a Dios y a la Virgen, la vida familiar, la alegría, y otros valores fundamentales de la vida humana. Ello es así, -terminó el cardenal Amigo - porque “lo nuestro no es el mal, la injusticia, el odio…lo nuestro es el amor, la paz, la armonía, la alegría y María que es la “causa de nuestra alegría”.
Al final de la Misa se impartió la bendición papal.
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