
En su homilía en Abad resaltó que "sentir una llamada es lo mejor que nos puede suceder en la vida, pues nos descubre que somos valiosos para otros. Sentir una llamada es descubrir que alguien se ha fijado en mí, que alguien me está pidiendo algo porque me necesita. Cuando alguien se fija en mí es porque de alguna forma me ama. Cuando alguien me pide algo es porque de alguna forma cree en mi capacidad de respuesta en el amor".

Juan Alejandron indicó en otro momento de su intervención, dice: “Sí. Aquí estoy”. Manifiesta pública y solemnemente que está dispuesto a comprometerse definitivamente en esa aventura existencial que es el seguimiento de Jesús en la vida monástica, en esta comunidad de Santa María de Huerta. Sin duda que es un sí rotundo, pero, consciente de su debilidad, es también un sí muy confiado en la fuerza y la fidelidad de Dios más que en la suya propia. Si la llamada es gracia, la fuerza para responder también lo es".

Al final de su intervención, el responsable de la comunidad manifestó su gratitud por la presencia de la Iglesia Nivariense. Nos gozamos - dijo- "con la presencia de tu obispo de Tenerife, pastor, acompañante y amigo, que junto con tus compañeros de misión pastoral han querido acompañarnos como signo de comunión eclesial y fe en el Dios que da los carismas como quiere para el bien común. A partir de ahora - concluyó - nuestra comunión con la diócesis de Tenerife tendrá un significado especial".
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