La lluvia respetó la mayoría del recorrido de la procesión de la Infraoctava del Corpus en la Villa de la Orotava.
Durante la jornada los distintos colectivos de alfombristas tuvieron que emplearse intensamente para hacer frente a las dificultades que la lluvia suponía para la confección de las alfombras y pasillos.
El Obispo emérito, Damián Iguacen, presidió la Eucaristía en el templo de la Concepción y dirigió la tradicional alocución que precede a la bendición con el Santísimo desde el balcón del ayuntamiento orotavense.
En sus intervenciones, Iguacen Borau acentuó la responsabilidad personal que cada uno tiene en su propia vida, en su contribución para resolver las dificultades por las que pasamos y pasa la sociedad.
El Obispo destacó que, "aunque los cristianos tengamos problemas, dificultades, etc., podemos siempre encontrar serenidad y paz en Jesús, presente singularmente en la Eucaristía”. Nosotros, dijo, miramos a la eucaristía como quien mira al sol, cuyos rayos nos iluminan, disipan las dudas y tinieblas.
El prelado, en su esperanzador mensaje, recordó a los fieles que Cristo es el Cordero que quita el pecado del mundo, que El venció y vence al mal. Si cada uno- señaló- “tu y yo somos mejores, pues habrá dos personas menos malas en el mundo".
También en la plaza con el tapiz que recordaba el "año sacerdotal, Don Damián recordó que sin sacerdotes no hay eucaristía, y sin eucaristía no hay Corpus.
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