Una planta que brota de la tierra, depositada en las manos de una religiosa. Pareciería impensable que esto pudiera suceder, pero así es. Hay motivos sobrados para la esperanza, porque ·para Dios nada hay imposible".
El rostro de la religiosa. Sus rasgos indican que procede de alguno de los países donde la evangelización es reciente; fruto de la labor misionera de la Iglesia. Esta vocación, como otros muchas, es un indicador de que las vocaciones nativas son una hermosa realidad.
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