Flavio Juan de Armas Hernández de la parroquia de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en La Laguna, y David Socas Díaz de la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, en Icod de los Vinos, han sido ordenados diáconos en la mañana de este sábado en la Sede Catedralicia.
El obispo, Bernardo Álvarez, presidió la Misa en cual fueron ordenados estos dos miembros de la comunidad diocesana. En su homilía, el prelado puso especial énfasis en subrayar que 'todo es gracia, todo es don'. Ante esta iniciativa divina la respuesta de todos los creyentes es dar gloria a Dios, 'saber que todo procede de Dios y que es El quien nos permite hacer las obras buenas'.
Refiríendose específicamente a los ordenandos, Álvarez recordó que el diaconado da la gracia y el don del servicio y que, por este ministerio, se hace presente a Jesús servidor.
A partir del evangelio que narra el lavatorio de los pies, hizo referencia en la homilía a tres expresiones que visibilizan que se ha entrado en la dinámica del servicio, en la lógica que Dios nos propone, esto es: la humildad para saber que todo procede de Dios, que somos instrumentos de El; la disponibilidad, referida en este caso a saberse expropiado, ya que a partir de la ordenación todo lo que son y poseen está el servicio de Dios y su pueblo, al servicio de los demás- señaló; y, en tercer lugar, el espíritu de sacrificio, la abnegación para poner por delante la voluntad de Dios a la propia, la gloria de Dios a la propia, la entrega a los demás que a uno mismo.
A partir del evangelio que narra el lavatorio de los pies, hizo referencia en la homilía a tres expresiones que visibilizan que se ha entrado en la dinámica del servicio, en la lógica que Dios nos propone, esto es: la humildad para saber que todo procede de Dios, que somos instrumentos de El; la disponibilidad, referida en este caso a saberse expropiado, ya que a partir de la ordenación todo lo que son y poseen está el servicio de Dios y su pueblo, al servicio de los demás- señaló; y, en tercer lugar, el espíritu de sacrificio, la abnegación para poner por delante la voluntad de Dios a la propia, la gloria de Dios a la propia, la entrega a los demás que a uno mismo.
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