
No fue, escribe el prelado, "una vida fácil la de la Virgen María. Sólo la fe en Dios le permitió ir afrontando los retos y desafíos que se le iban presentando. Con razón la miramos, aquí y ahora en Canarias, con esperanza y le pedimos que abra nuestros corazones a la fe en su Hijo Jesucristo y nos ayude a ser mejores cristianos".
Invitando a todos a la fe y esperanza, Bernardo Álvarez recuerda que no le solicitamos a María "una varita mágica para solucionar todos nuestros problemas, sino esa luz y energía que sólo nos puede venir de lo alto, de Dios, para afrontar, con fe y esperanza, las dificultades de nuestra vida personal y colectiva". Si quiere leer todo el artículo pincha aquí
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