Entre las muchas tareas de la Madre General hay una muy importante:
la de conocer a todas las Siervas de María, sus casas, su entorno, su
vida religioso-comunitaria y su trabajo apostólico; ¡y cómo no!, como
Hermana Mayor del Instituto, interesarse fraternalmente por cada una de
sus Hermanas: dificultades, problemas, penas y alegrías; escuchar sus
preguntas, inquietudes y dificultades. De ahí que sean constantes sus viajes por los 22 países (de
cuatro Continentes) donde están las Siervas de María.
La Madre General es aragonesa, de Zaragoza, por más señas; y desde su juventud, casi
inmediatamente a sus primeros votos, fue destinada a la Provincia de
Estados Unidos, donde recibió su formación humana-religiosa, y donde
cursó sus estudios de Enfermería. Allí ejerció varios cargos de
responsabilidad, en las diversas comunidades; cuando fue elegida
General, en el Capítulo de 2008, ejercía el cargo de Superiora
Provincial de Estados Unidos. Está encantada de nuestra tierra: disfruta
con todo, dada su sencillez y alegría: con su sol, con su luz a
raudales esparcida por todas partes, por el carácter abierto y alegre de
los andaluces. Por este suelo, y bajo este cielo azul, anduvo muchas
veces Madre Soledad Torres, como otra inquieta “andariega”, abriendo
casas, formando comunidades, asistiendo enfermos, y esto es también una
bella experiencia para la actual Madre General que, sin duda, dejará
huella en su vida.
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