El periódico “La Opinión de Tenerife” dedica un amplio reportaje a las bodas de oro del sacerdote Carlos Quintero, actual vicario episcopal del norte de Tenerife y párroco de Icod.
Con tal motivo, por cierto, desde el 31 de mayo se van a ir sucediendo distintos actos en la parroquia de S. Marcos de Icod. El día principal será el 5 de Junio.
Por otro lado, según señala el rotativo tierfeño, el próximo 12 de junio volverá, 50 años después, a la Parroquia de La Encarnación en Hermigua, La Gomera. En ella se bautizó, celebró su primera misa y allí Carlos González celebrará sus bodas de oro sacerdotales con la compañía de amigos y familiares. A los 10 años pidió a sus padres que le enviaran a un seminario. Tenía claro que quería dedicarse al sacerdocio. Antes, había contemplado un fuerte temporal en Valle Gran Rey, a principios de la década de 1940, en el que murieron decenas de personas, un episodio que le acercó aún más a Dios.
Las bodas de oro sacerdotales le han permitido – en el períodico - echar la vista atrás y recordar momentos como el de la visita del obispo Luis Franco a La Palma. "Corrían rumores de que iban a trasladar a los sacerdotes de la Isla a otras parroquias y cuando llegó el obispo, los jóvenes de Fuencaliente organizaron una parranda en la que le cantaban "no nos quite al cura que es el mejor".
De Fuencaliente a Adeje y de allí a Icod de los Vinos, donde permanece desde febrero de 1976. No oculta su preocupación ante la situación económica actual y lamenta que cada vez acudan más familias a las parroquias en busca de ayuda. Su misión durante los 50 años de sacerdocio ha sido la de "dar la caña para que todo el mundo pueda pescar".
Por otro lado, según señala el rotativo tierfeño, el próximo 12 de junio volverá, 50 años después, a la Parroquia de La Encarnación en Hermigua, La Gomera. En ella se bautizó, celebró su primera misa y allí Carlos González celebrará sus bodas de oro sacerdotales con la compañía de amigos y familiares. A los 10 años pidió a sus padres que le enviaran a un seminario. Tenía claro que quería dedicarse al sacerdocio. Antes, había contemplado un fuerte temporal en Valle Gran Rey, a principios de la década de 1940, en el que murieron decenas de personas, un episodio que le acercó aún más a Dios.
Las bodas de oro sacerdotales le han permitido – en el períodico - echar la vista atrás y recordar momentos como el de la visita del obispo Luis Franco a La Palma. "Corrían rumores de que iban a trasladar a los sacerdotes de la Isla a otras parroquias y cuando llegó el obispo, los jóvenes de Fuencaliente organizaron una parranda en la que le cantaban "no nos quite al cura que es el mejor".
De Fuencaliente a Adeje y de allí a Icod de los Vinos, donde permanece desde febrero de 1976. No oculta su preocupación ante la situación económica actual y lamenta que cada vez acudan más familias a las parroquias en busca de ayuda. Su misión durante los 50 años de sacerdocio ha sido la de "dar la caña para que todo el mundo pueda pescar".
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