El Gobierno de Canarias ha aprobado en su sesión del viernes, 20 de septiembre, el Decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento el Convento de Santa Catalina de Siena y los Bienes Muebles vinculados al mismo, situado en el término municipal de San Cristóbal de La Laguna, isla de Tenerife, delimitando su entorno de protección.
La justificación de la delimitación radica en la necesidad de establecer un entorno de protección que acoja uno de los inmuebles religiosos de mayor relevancia y mejor conservados del Conjunto Histórico lagunero y fundado a principios del siglo XVII. Se pretende con ella prevenir posibles impactos futuros que puedan afectar al inmueble, tanto en sus valores arquitectónicos y patrimoniales como a la apreciación del mismo.
Este gran complejo conventual es el resultado de la segregación de diferentes módulos constructivos, rodeados por un imponente muro perimetral, cuya extensión coincide con la de la manzana delimitada por las calles de La Carrera, Nava y Grimón, Viana y el callejón Deán Palahi. Fue edificado a partir de 1607 sobre el solar de las casas del Adelantado, que se encontraban en ruina, por donación del teldense y regidor de La Palma, Juan de Cabrejas. Su inauguración tuvo lugar el 23 de abril de 1611, si bien ha venido sufriendo ampliaciones y modificaciones hasta fechas relativamente recientes.
Se distinguen dos grandes unidades. Por un lado, el complejo conventual, al que se accede por el callejón Deán Palahi, a través de un pequeño patio y un torno. Las celdas se organizan en torno a un amplio claustro con columnas de piedra en planta baja y soportes de madera en los pasillos altos, rematándose mediante una galería alta de madera cerrada por ventanas acristaladas. Desde este espacio hacia el se desarrolla un abanico de celdas organizadas en torno a diversos patios sucesivos, en los que se conservan las edificaciones originales, con algunas transformaciones puntuales, salvo en el caso del Patio de Santa Catalina, profundamente alterado en las últimas décadas.
En el extremo oeste el conjunto integrado por el antiguo noviciado se articula en torno a otro patio, adosándose el sector de huerta.
La segunda gran unidad del convento, que ocupa la fachada orientada a la Plaza del Adelantado, es la iglesia conventual, organizada en una sola nave y en la que destaca el presbiterio sobreelevado mediante un graderío, con las dos puertas de acceso, delimitadas por sendos arcos de medio punto en cantería roja.
En la parte posterior, el coro se organiza en dos niveles, cerrándose mediante un enrejado lígneo.
Destacan los retablos de la iglesia conventual. El primero de ellos correspondiente a la imagen de la Virgen epónima fue obra de Antonio de Orbalán entre 1665 y 1677, mientras que en el lado del presbiterio se ubica el retablo de la Virgen del Tránsito, de principios del siglo XVIII.
También serán protegidos los bienes muebles vinculados como los retablos, esculturas y oleos; el Altar y sagrario, la pila, el púlpito de madera policromada y el órgano alemán, entre otros.
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