

El acto de inauguración fue presidido por el director de la UIMP en Tenerife, Jesús Hernández, y su homónimo en el ISTIC, Juan Pedro Rivero, a quienes acompañó el secretario del ISTIC, Juan Antonio Guedes. La sesión vespertina arrancó con la ponencia de José Luis Cabria, Catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España, quien profundizó en el concepto de muerte y morir desde sus aspectos fenomenológicos y su evolución. Seguidamente, se dio paso a la intervención de la especialista en Geriatría y Gerontología, Judith Mateo, que acercó a los más de 50 alumnos asistentes al aspecto de la humanización del morir desde el ámbito de la medicina.
Así, se dio paso al cierre de esta primera jornada con una mesa redonda en la que participaron el Decano de la Facultad de Medicina de la ULL, Emilio Sanz; la Doctora en Ciencias de la Información, Adoración Merino, así como el propio profesor Cabria, quienes desarrollaron el concepto de “La muerte hoy” y dieron pie a la participación del público.
El Obispo, Bernardo Alvarez, agradeció la colaboración prestada tanto por el Cabildo como por el Ayuntamiento de La Laguna y señaló el esfuerzo realizado desde el Obispado por llevar a buen término un proyecto que es fundamental para mejorar la vida de los ciudadanos. La residencia tiene capacidad total para 30 personas y está distribuida en dos plantas, ubicándose en el sótano el almacén, cuarto de limpieza, tanatorio, vestuarios y cámaras frigoríficas. En la planta baja están ubicadas algunas habitaciones, con sus respectivos baños, y la mayoría de las dependencias como el vestíbulo, capilla, sacristía, sala de estar, comedor y refectorio, así como el servicio médico y de enfermería y las dependencias administrativas. La primera planta alberga un oratorio, una sala de reuniones, una sala de estar, un baño geriátrico y dormitorios y baños.
El Delegado Apostólico para los Hermanos de Belén, Daniel Padilla, con ocasión de la apertura de la Casa, ha señalado que: Los Hermanos de Belén y un servidor estamos muy contentos, agradecidos a las instituciones que nos han ayudado en la construcción de esta nueva residencia y a la Diócesis, que con una enorme generosidad, no sólo ha aportado una cantidad muy importante para que esta casa fuera realidad, sino que la ha cedido a la Orden de los Hermanos de Belén para que pudiéramos realizar nuestra misión de atender y acoger a las personas más pobres.
Queremos hacer memoria – prosigue Padilla- del Santo Hermano Pedro en el servicio a los pobres. Belén es la casa del Pan, donde el pan material y el Pan espiritual, que es Cristo, debe ser repartido y dividido entre los pobres. Esto es lo que los Hermanos de Belén de La Laguna quieren llevar a la práctica Evangelizar en el servicio gratuito a los pobres. Poner en obra las obras de misericordia que el Santo Hermano Pedro vivió, dando testimonio en su propia vida.