La misionera Lucia María González, natural de Tenerife y afincada en la zona de Yamaguchi, ha afirmado que es la situación "más dura" que han vivido en el país. De hecho, ha agregado que "los propios japoneses también dicen que es una situación que nunca habían vivido antes".
Por otro lado, fuentes del arzobispado de Valencia han informado, citando a la agencia AVAN, que la religiosa Magdalena Vicent, natural de Burriana (Castellón) y perteneciente a la congregación Misioneras de Cristo Jesús, descarta abandonar Japón, donde trabaja como misionera desde hace más de 40 años. "Si eres misionera, eres misionera", ha sentenciado.
Magdalena Vicent, la valenciana Celia Fernández y otras ocho religiosas forman una comunidad en la ciudad de Nagareyama, ubicada en la provincia de Chiba, a 300 kilómetros de la zona más afectada y ayudan también en un jardín de infancia para niños sin recursos.
El jesuita valenciano Vicente Bonet, que se encuentra en Tokio, ha afirmado que "lo único" que pueden hacer ahora mismo es "recaudar dinero para enviarlo a la zona afectada cuando todo se estabilice".
Bonet ha indicado que "hay mucha escasez de combustible", por lo tanto "se está reservando para que los camiones de abastecimiento puedan llevar todo lo necesario para ayudar a los damnificados del terremoto, que lo han perdido todo y que están siendo acogidos en colegios o ayuntamientos".
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