viernes, 25 de marzo de 2011

PADRE ANTONIO: PRESENCIA DEL AMOR DE DIOS

"No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós. Un día en el cielo, nos reunirá el Señor". Con este canto de los grupos de Scouts católicos, que animó el Padre Antonio, junto con un caluroso aplauso, era recibido su féretro en la plaza de la parroquia de Santa Rita en Punta Brava (Puerto de la Cruz), al finalizar la Misa Exequial presidida por el Obispo en el interior del templo.

Como era de esperar, la iglesia se quedó pequeña para albergar a cuantos querías despedir al sacerdote Antonio María Hernández, por ello en la plaza se instaló una pantalla y una televisión local emitió, en directo, la Eucaristía en la que estaban presentes los familiares del Padre Antonio, personas acogidas en los hogares de santa Rita, el presidente del Cabildo Insular, diputados nacionales y autonómicos, un buen número de alcaldes, sobre todo, del norte de Tenerife y otras representaciones institucionales.

En una sentida homilía el prelado nivariense repasó la bigrafía del fallecido, fundamentalmente la de su vocación y de su servicio pastoral, iniciado en El Hierro y concluido ahora. Bernardo Álvarez subrayó dos ideas centrales a la hora de definir al Padre Antonio, una persona -sostuvo- con un corazón más grande que su cuerpo y con una capacidad tremenda para implicar, para comprometer a otros en proyectos de servicio a los demás, a los más vulnerables de la sociedad.

En otro momento de la homilía el Obispo también destacó que había muerto un sacerdote, un cristiano. Sin Dios, afirmó, "no podemos entender lo que era y hacía el Padre Antonio. El fue presencia del Amor de Dios." "Por eso a quien damos gloria siempre es a Dios por las buenas obras que ha hecho este hermano nuestro". Álvarez rememoró la muy conocida iniciativa de Antonio María al subrayar que sus trocitos de cielo, nos recordaron que, efectivamente, por el servicio a los demás, por la práctica de las obras de la misericordia, cumplimos la voluntad de Dios ya que todos seremos examinados en el amor. Un amor que apremió, urgió, siempre, al Padre Antonio. De él se podía decir aquello, afirmó el Obispo, "de que el corazón tiene razones que la razón no entiende" pues fue un hombre que se fiaba de la providencia para afrontar empresar que parecían inabarcables e iba siempre más allá.

Además, el Obispo hizo dos llamamiento en la parte final de la homilia: a cuidar a los mayores, a no abandonarlos y cumplir cada uno, las familias, la sociedad...lon la responsabilidad que tenemos y, finalmente, invitó a mirar al futuro en relación a los centros de la fundación Santa Rita, para llevar adelante esta obra que tanto bien hace, que inició el padre Antonio y que ahora ha de proseguir como el mejor homenaje, defendió, a quien ha partido ya a la Casa del Padre.

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