"El último de todos y el servidor de todos". Monseñor Iguacen, un hombre de Dios, fue obispo de tenerife desde 1984 hasta 1991. Con esta afirmación de Jesús, que sirve de lema a la vida y el servicio ministerial de don Damián, inicia este martes el Diario de Avisos su contraportada sobre las vidas sacerdotales dedicada a uno de nuestros obispos eméritos.
Incluso con 95 años sigue entregado a los demás, recoge el rotativo, al tiempo que cita una afirmación del actual prelado nivariense en el sentido de que don Damián es un "milagro viviente", pues como sostiene el delegado para el clero, Fernando Pérez, sigue siendo un hombre renovado, cerca de su tiempo en todo momento.
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