viernes, 1 de abril de 2011

DIGNIFICAR LA MUERTE SIGUE SIENDO UN RETO

El curso “Muerte, morir, duelo y esperanza” de la UIMP y el ISTIC concluyó este jueves con su clausura que sirvió para que el profesor Rubén Fagundo, Teólogo por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, acercarse a los alumnos a una “Reflexión cristiana ante la muerte: la escatología cristiana”, conferencia con la que se cerró este curso ante el hecho de la muerte. Tras esta semana de conferencias y mesas redondas ofrecidas en el Seminario de La Laguna, los especialistas que han participado en ella han coincidido en que “dignificar la muerte sigue siendo un reto al que hay que acercar en un futuro próximo”.

Juan Pedro Rivero, director del ISTIC, destaca que “las conferencias ofrecidas estos días nos hacen llegar a un balance con el que se nos han abierto nuevas puertas de investigación hacia la reflexión de la muerte”.

En este sentido, ponentes como el Catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España recordaron que la palabra muerte todavía hoy sigue siendo cacosonante y “tendemos a emplear sinónimos que pretenden suavizarla, como expiración, fallecimiento, defunción, óbito, último viaje”, apunta, “pero se la llame como se la llame, la realidad nos recuerda que la muerte es cesar de vivir, y que morir es llegar al fin de la vida, algo no aceptado aún por el ser humano”. El doctor Cabria se refirió también al hecho de “humanizar el morir, donde como todo lo que afecta al hombre, también la muerte sea experimentada, aceptada y hasta vivida como algo propio y digno de su condición de persona”, declara. “Conjuntamente a esto lograr que se llegue a los últimos momentos de la vida con la mayor dignidad posible. Creo que todo esto todavía es un objetivo por lograr. Todo un reto para nuestra sociedad”.

El concepto de duelo también está vigente hoy en nuestras vidas, y sigue convirtiéndose en un verdadero hándicap por el que pasa el ser humano ante la cercanía o el proceso de muerte de un ser querido o cercano, o incluso nuestra propia muerte, así lo expresó José Carlos Bermejo, director del Centro de “Humanización de la Salud” de Madrid. Bermejo aclaró que en diversas situaciones el duelo puede llegarse a convertir en una enfermedad donde el dolor puede dañar la salud de los familiares que rodean a la persona que espera el momento de la muerte. “Muchas veces los familiares olvidan el propio cuidado de su salud ante el cuidado y seguimiento de su ser querido que permanece postrado en su lecho pasando por sus últimos momentos en la espera de la muerte”, señaló, “y estos familiares acaban también cayendo en una enfermedad psíquica o física”. Acerca de esto anotó igualmente que el amor al familiar enfermo y la lucha por su cuidado muchas veces se convierten en “un paso para que los cuidadores acaben cayendo en un duelo crónico”. Finalmente, como aclaró el profesor Cabria, “el amor en la mayoría de los casos ante la presencia de la muerte será la clave para aceptar la muerte de nuestro ser querido o amigo cercano

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