
En el acto estaban presentes el Obispo, Bernardo Álvarez, junto a sus vicarios, el presidente del Cabildo, Ricardo Melchior, el alcalde de Aguere, Fernando Clavijo y miembros de la Corporación, la presidenta de La Junta de Hermandades y Cofradías -María del Mar Carballo- además de un buen número de personas.
Ana Oramas realizó un pregón “rememorando” el camino personal de su Semana Santa, la de Aguere, que se vive – sostuvo- con “una manera totalmente distinta de llorar la muerte de Jesús y de celebrar la dicha de su Resurrección.

Después llegó el turno para la Magna, “de belleza inaudita”. Luego ya de noche, subrayó, “se hace la procesión del Silencio” donde todo es emoción. Emoción, precisamente, es la palabra que más se repitió en el pregón de este año, hecho de vivencias personales, familiares, nombres de personas, puesto que Ana María Oramas dijo sentir la Semana Santa, “llena de milagros pequeñitos, pero para mí han sido auténticas revelaciones”.
Pero, sin duda, de todo “me quedo- indicó- con la pasión, la sencillez, el respeto y el
sentido común de los laguneros, con los que he vivido penas y alegrías, en un sitio, finalizó, que vive esta Semana de Pasión, de una manera “sobria y contenida”, en un lugar en el que “solo estallamos de júbilo y de alivio el domingo de Resurrección, cuando termina el sufrimiento y todo vuelve a ser como era”.

Tras la lectura de la disertación, como es tradicional, se impuso a la pregonera la medalla de esta Junta de Hermandades y Cofradías para, posteriormente, la Escuela Municipal de Música de S. Cristóbal de La Laguna, interpretar varias piezas sacras, a las que siguió la intervención de la presidenta de la Junta de Hermandades para clausurar el acto el Obispo, Bernardo Álvarez.
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