Durante la mañana y tarde de este miércoles se desarrolla una sesión del Consejo del Presbiterio. Presididos por el Obispo, los sacerdotes de los distintos arciprestazgos dedican esta jornada a dos asuntos fundamentales. Por una parte, el rector del seminario ha vuelto a presentar, para su aprobación definitiva, el documento “promover las vocaciones al ministerio sacerdotal en la diócesis de S. Cristóbal de La Laguna”. El texto ha vuelto a este consejo tras las aportaciones realizadas por los distintos arciprestazgos.
Por otro lado, Víctor Oliva fue el responsable de presentar la primera parte de la reflexión y el trabajo de un documento titulado: ¿Qué párroco para este tiempo? Partiendo de las aportaciones y sugerencias de los propios párrocos, Oliva expuso la síntesis de las cualidades, debilidades, amenazas y fortalezas que acompañan o deberían acompañar a los párrocos en este siglo XXI.
Recordando el Concilio Vaticano II, el ponente afirmó que “los párrocos son los colaboradores principales del obispo”, y que es propio de los mismos predicar la Palabra, llevar a los fieles mediante la catequesis al pleno conocimiento del misterio de la salvación, procurar que la eucaristía sea el centro y culmen de la vida cristiana, esforzarse porque la comunidad se alimente de los sacramentos, siendo prontos para oír las confesiones de los fieles, conocer a su propio rebaño: casas, escuelas, adolescentes, jóvenes, enfermos, trabajadores…
El párroco ha de estar abierto en caridad hacia Dios y hacia las personas, en una actitud de servicio, en ello ha de encontrar el sacerdote su propia realización personal y ministerial, señaló.
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