Ya hemos informado en este blog de comunicación de la celebración tenida el Jueves Santo por el Papa Francisco con los menores encarcelados en el Instituto Penal de Casal del Marmo (Roma). Este gesto de Francisco corresponde a la invitación que nos hace en todas sus homilías: salir de nosotros mismos e ir a las periferias geográficas y existenciales para llevar el amor de Dios a quien más lo necesita. Ahora a través de los digitales del portal news.va podemos compartir algunos detalles más de ese singular momento.
Después de la homilía, el Papa lavó los pies de doce muchachos detenidos en la cárcel para menores. Fue un momento emocionante. El Papa se arrodilló seis veces, y cada vez lavó, enjuagó, secó y besó los pies a los dos jóvenes más cercanos. Después de la Misa, el Papa saludó a la Familia del Instituto en el gimnasio de la cárcel, y agradeció a los jóvenes su acogida. “No dejen que les roben la esperanza. Siempre adelante con esperanza”, dijo Francisco a los chicos y chicas. Los menores le regalaron un crucifijo y un reclinatorio realizados en madera por ellos mismos en el laboratorio artesanal del Instituto Penitenciario. Por su parte, el Papa Francisco regaló a todos los tradicionales huevos y “colombe” (dulce italiano) de Pascua.
Uno de los jóvenes preguntó al Santo Padre por qué había decidido visitarles en el Instituto Penitenciario. El Papa Francisco contestó que lo impulsó un sentimiento nacido del corazón. El Papa dijo que había preguntado: ”¿dónde están los que más me ayudarán a ser humilde y servidor, como tiene que ser un obispo? ¿dónde están aquéllos a quienes les gustará que yo les visite? Me contestaron señalándome Casal del Marmo. Cuando me explicaron cuál es la realidad de este instituto, vine aquí. Las cosas del corazón no tienen explicación”. Antes de despedirse de los jóvenes, Francisco les pidió que rezen por él.
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