viernes, 29 de marzo de 2013

SENTIDO DE 'UN MONUMENTO'


El Monumento del Jueves Santo es una composición de arte efímero, para resaltar la Reserva Eucarística de este día, junto a la cual, los cristianos velamos y oramos, recordando las horas previas a la Pasión del Señor. Este año, nuestra comunidad parroquial ha preparado una composición de fuerte impronta catequética, bajo el título Jesucristo: Sacerdote, Dios y Rey.
 
Comenzando desde la izquierda, según mira el orante, encontramos la parte dedicada a Sacerdote. En ella, destaca, en primer término, las vestiduras sagradas del sacerdote: el cíngulo, la estola y la casulla, símbolos del ministerio de servicio, que desempeñan en la Iglesia los presbíteros. Cerca de ellas, encontramos el icono del lavatorio de los pies, junto a la jofaina con agua y la toalla, que recuerdan lo realizado por Jesús antes de la última cena. Al fondo, delante de la cortina roja, la foto del nuevo Papa, Francisco, Vicario de Cristo en la tierra y sucesor de San Pedro.

En el centro, encontramos la parte de Dios. En el lugar principal, el Sagrario, al que conduce una alfombra roja, que nos recuerda la sangre de Cristo, derramada por nuestra salvación. El icono de la última cena nos muestra a Cristo como Dios, velado en el misterio de la eucaristía, pero realmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

En la parte derecha, según mira el orante, encontramos la parte de Rey. El Reino de Dios no es de este mundo, es un Reino al que llegamos por el servicio y la entrega. En primer término vemos la barca de la Iglesia, con sus remos y sus redes, símbolos de los arduos trabajos de la evangelización. A los pies de la barca, encontramos unas sandalias que significan el camino de la fe, que todo creyente debe andar siguiendo al Divino Maestro. Sobre la barca, como mástil, la cruz de Cristo y a modo de velas tres pergaminos con el Credo, resumen de nuestra fe. En este año de la fe, vemos también al fondo, el cuadro conmemorativo del mismo, que nos muestra el rostro y el nombre de Jesucristo, nuestro Rey. Sobre el travesaño horizontal de la cruz notamos una filacteria blanca con letras doradas (los colores de la bandera vaticana), que reproduce una frase en latín: Miserando atque eligendo. Se trata del lema del actual Papa Francisco. Está tomado literalmente de las palabras de San Beda el Venerable, en su homilía 21 (en la que narra la escena de la elección del apóstol Mateo): "lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano, y lo vio con misericordia y eligiéndolo (miserando atque eligendo), le dijo, "Sígueme". Ésta es la esencia de toda vocación sacerdotal: la respuesta del seguimiento a la llamada misericordiosa de Dios.

Las velas, que iluminan el Monumento, simbolizan nuestra fe. Todos compartimos la misma y aunque unas velas sean más grandes que otras, su luz es idéntica. Por último, las flores simbolizan la variedad de carismas en la Iglesia. Con su diversidad y con su grata fragancia, indican las buenas obras que han de realizar los bautizados, para seguir a Jesucristo también nosotros como Sacerdotes, profetas del Dios altísimo y Reyes al servicio de los demás.

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