Finalizó la prepascua juvenil organizada por el grupo de pastoral vocacional del Seminario Diocesano. Unos días de reflexión, oración, trabajo compartido y profundización en los misterios de la fe, que ayudaron a todos los que participaron a prepararse para celebrar luego, con profundidad y en sus comunidades parroquiales, el Santo Triduo Pascual.
Todo comenzó el Domingo de Ramos al caer el sol, participando en la representación sobre la vida de Jesús que tuvo lugar en el sur de Tenerife.
El lunes, reflexionaron sobre el sentido del servicio y cada uno de los dones del Jueves Santo, un servicio que se hizo efectivo prestando su ayuda durante la mañana, en el Centro para personas con alguna discapacidad que llevan las Hermanas de Marta y María en Finca España. El martes se unieron a la celebración de la Misa Crismal dando gracias por el don del sacerdocio ministerial y portando el ánfora que contenía el óleo de los catecúmenos. Una invitación a ser fieles a la fe recibida y a descubrir el don de la vocación. Durante la tarde entraron en el sentido profundo del misterio de la cruz y lo que supone para un joven cristiano. El último día, quedaron a los pies del sepulcro, meditando el sentido profundo de la esperanza y el compromiso y sintiéndose invitados a no faltar a la cita con el Resucitado la mañana de la Pascua. La Eucaristía puso el broche de oro a unos días que, en palabras de los propios jóvenes, han sido "una recarga de pilas para vivir la fe".
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