El Padre Pepe Carvajo García es vicario parroquial en la comunidad de misioneros claretianos en la iglesia de El Pilar, en Santa Cruz de Teneirfe. Estuvo en nuestra diócesis hace más de veinte años hasta que lo destinaron como misionero a la prelatura (diócesis) de Humawaca, al norte de Argentina. Justo en el pórtico norte que linda con Bolivia. Después de este tiempo, regresó a Tenerife para ejercer su misión pastoral en la capital tinerfeña. Tiene 70 años y es natural de León.
La prelatura de Humawaca es la más pobre de Argentina. En una ocasión, el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal, y, a su vez, director de la conferencia episcopal de Argentina, Jorge Mario Bergoglio, fue invitado a esta prelatura para conocerla de primera mano. “Sabíamos que tenía un cariño y una preocupación especial por los pobres” –señaló el Padre Pepe. “Él aceptó muy gustosamente. En aquel tiempo, yo era el superior de la misión y me tocó acompañarlo hasta Buenos Aires en avión. Compartimos 3 o cuatro horas de diálogo que guardo con mucho cariño. Me habló de lo que vivió en Humawaca. Le impactó sobremanera la fraternidad, la pobreza, la igualdad y la religiosidad de aquella gente.” El Padre Pepe recordó que en todo momento lo trataba con mucho respeto. “Te hacía sentir como si uno fuera alguien superior que él. Muestra de su sencillez, recuerdo que sólo llevaba una pequeña maleta de mano y como anécdota puedo decir que, en un momento, se me cayó el bolígrafo con el que iba escribiendo y fue él quien primero se agachó a recogerlo. Me dijo: ‘Padre, padre, no se preocupe’. Durante el viaje me abrió el corazón, me preguntó muchas cosas, se interesó mucho por la pobreza y los problemas políticos de la zona.”
El Padre Pepe añadió que los compañeros, cuando se enteraron que era él quien lo iba a acompañar en el viaje, le decían en plan jocoso: ‘Qué suerte tienes que te van a ir a esperar al aeropuerto los monseñores, la gente importante, y te van a llevar a tu casa’. “Sin embargo, cuando aterrizamos yo le dije: ‘Bueno, Padre’, -porque no quería que lo llamara monseñor-, ‘le esperan para recogerlo ¿verdad?’ y me contestó: ‘No, no, yo cogeré un taxi’. Me llamó mucho la atención esa actitud humilde”.
Por último el Padre Pepe expresó con seguridad que este es el Papa que necesita la Iglesia. “Es muy valiente y cercano al decir las cosas y, en estos tiempos, necesitamos a alguien que diga la verdad con fuerza, pero con amor.”
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Audio del testimonio del Padre Pepe:
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